Diario Vasco
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Mucho Oficio

Inquirido Ruper Ordorika, allá por sus comienzos musicales, sobre la idea de que sus canciones parecieran lineales respondió: ¿preguntarías eso a un escultor? 20 años después de que viera la luz su primera grabación y enfilando la cincuentena de edad, el cantautor oñatiarra sigue puliendo, paciente y entusiasta, la misma piedra. Su último capítulo es la docena de composiciones Kantuok jartzen ditut, décimo disco autónomo que presentó en Donostia la noche del viernes, ante una atenta audiencia que llenó el recinto municipal del alto de Egia.

Ha solido contar Ruper que un día pusieron a la puerta de su local de trabajo el letrero de «aquí sólo se escucha rock and roll», o algo así. Declaración de principios y reafirmación de intenciones estilísticas porque Ordorika es un cantautor rock, pero no «rockero», y mucho menos rockista.

La materia prima de la que se sirve ha tenido siempre una relación con la raíz popular (Herdoilaren, en solitario con guitarra acústica, y muchas canciones narrativas marca de la casa) y unas querencias melódicas de apego pop y soul. Y en esa vía expresiva sigue; devenido reconocido tallador de melodías, experto hombre de oficio y particular comunicador, que en Egia funcionó de modo eficaz ante un público que pareció disfrutar altamente de las casi dos horas de recital.

El quinteto mugalari sonó impecable (en las guitarras: multiefectista Pérez y más conciso Miner, y brillante este último a la mandolina y violín; más la veterana sección rítmica gasteiztarra), revisando el cuerpo casi entero del nuevo disco. Pareció faltar sólo Ene gogoan zena y sonaron en este orden: Haize goxoarena, Iratzarri, Zaindu maite duzun hori, Mila legoa, Gauza erabiliak, Kantuaren gauza galdua, Euria lagun, Esan gabeko arrazoia, «Done ezer ezdaezinezko», Ahal bezala y la hermosamente melancólica Lagun erratuena, que cierra el disco y clausuró la velada.

Nueva cosecha que reverdece el legado del autor guipuzcoano, entremezclada con títulos anteriores: Bihotz begiekin, Martin Larralde, Ene begiek (momento más rockero de la noche), Lerro zuzena non, Zaldiak negarrez, Aspaldian y Crack (pipa bat). Conscientemente ligado a las gentes que le rodean, Ruper pregona sus preocupaciones en forma de bellas canciones. Un válido juglar para nuestro revuelto presente.

Iñaki Zarata