Camaleón (Diario de Noticias)
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CUESTIÓN DE MATICES
Lanzamiento / 'Kantuok Jartzen Ditut', nuevo disco de Ruper Ordorika editado por Metak

LA DISCOGRÁFICA METAK ACABA DE EDITAR ‘KANTUOK JARTZEN DITUT’, DECIMOSEGUNDO TRABAJO DE ESTUDIO DEL MÚSICO GUIPUZCOANO RUPER ORDORIKA. EL ‘ELEPÑE’, QUE CONTIENE 12 TEMAS, FUE REGISTRADO EN LOS ESTUDIOS KATARAIN DE AZKARATE CON LA COLABORACIÓN DE VARIOS MúSICOS DE NUEVA YORK, YA HABITUALES EN SUS ÚLTIMOS DISCOS

La grabación se realizó a principios de junio, y las mezclas en agosto. "Ha sido trabajoso. Ha habido, como decía Jaques Brel, una parte de sudor. Hagas lo que hagas, hay que trabajar, y exige su tiempo", reflexiona el artista.

-¿Qué le ha resultado más costoso de escribir, las letras o la música?
-Dar por acabadas las canciones. Un poco de letras, un poco de música, un poco de producción... Es una decisión difícil dar por acabado algo.
-¿Tenía una idea muy clara del resultado que buscaba antes de entrar a grabar?
-En cuanto al sonido, los materiales, las guitarras, los amplis, la batería... Eso sí. Tenía una idea bastante clara de la dirección que quería seguir. Es mi cuarto disco con Ben Monder, el guitarra, el tercero con el batería... Ahí también hay un trabajo previo importante. El método también lo tengo muy probado y sé que me conviene mucho. Grabamos la toma base todos juntos, tocando a la vez, en directo, y a partir de ahí se elabora el resto. Esta forma de trabajar la doy por hecha antes de empezar, aunque siempre esperas que haya un plus, sobre todo cuando llevas bastantes discos, y esperas también que algo te refresque.
-Un disco en euskera, grabado con músicos de Nueva York en un pueblo pequeño de Navarra... ¿Qué tal se han desenvuelto?
-Son músicos que conocí en Nueva York, y forman parte de la escena de la improvisación, del jazz menos convencional. Ya llevo varios discos con ellos, y creo que va muy bien, me encuentro muy a gusto, y a mis canciones le sientan muy bien. El estudio (Katarain) es para ellos un sitio muy señalado, les gusta mucho... Para mí son gente fundamental, que presta gran cantidad de inspiración y talento. Katarain es mi técnico de sonido en directo desde hace muchísimos años. El disco está grabado y mezclado por Jonan, mi hermano menor. Es un equipo con el que vengo haciendo cosas hace muchos años. Cuando nos juntamos en el estudio, es necesario que todo el mundo esté por la idea para que todo funcione.
-Se trata de crear el ambiente propicio
Exactamente. Y para eso hace falta tener músicos potentes, capaces de hacer esas cosas, y exige mucho trabajo de selección, de limpieza, de pensar cuál es la mejor toma, la que más te interesa. Mucha labor de producción. En realidad, la cuestión está en llegar a un punto en que todo el mundo esté tocando por la misma cuestión, por las canciones, por pasarlo bien y por tansmitir la música.
-A pesar del virtuosismo de los músicos, las canciones son aparentemente sencillas en estructura y arreglos.
-Para mí, esta cuestión fue en su día un descubrimiento. Cuanto mayor es el músico, menos se preocupa por demostrar filigranas y va más por la canción, a hacer lo básico, lo que hace que cada canción funcione. Creo que este disco sería un buen ejemplo de eso. Todo el mundo toca para conseguir el clima necesario, y a veces, curiosamente, cuanta más libertad, consigues ir más a lo básico, que es lo que yo busco. Se trata de quitar más que de poner.
-Bernardo Atxaga, que ha traducido las letras al castellano, es un colaborador habitual.
-Sí. Tengo la suerte de que lo hace en todos los discos. Es una relación de hace tiempo. Mi primer disco se basó íntegramente en sus letras, y ahí surgió una relación muy importante que mantenemos aunque sea casi simbólica, aunque en mis últimos discos no haya textos suyos.
-¿Lo considera un referente a la hora de escribir?
-Sí, sin duda. En general, es una de las personas con las que contrasto las cosas que hago. Es una cuestión de amistad y confianza. Estas cosas tienen su parte casi íntima. Del mismo modo, en el aspecto musical, hay una persona, Alberto de la Casa, mi bajista en directo, que es muy importante para mí. Yo digo que hago guantes con él, le enseño las cosas cuando todavía están verdes, algo que muchas veces no te gusta hacer. Tienes que hacerlo con alguien de mucha confianza. Y teniendo en cuenta que esto se basa en detalles muy pequeños, la persona que te puede ayudar con franqueza vale mucho.
-¿Qué sentido tiene el título del disco?
-Yo lo traduciría como Estas son mis canciones, que es el título de una canción tradicional navarra, una de mis fuentes de inspiración.
-¿Qué planes tiene a corto plazo?
-Ahora estoy empezando a montar el directo. Tengo un concierto acústico dentro de dos semanas en Barcelona, que me supone montar otro repertorio. Ya en diciembre empezamos a tocar este disco y tengo que centrarme en los ensayos.
-El hecho de hacer música en euskera, ¿supone una limitación a la hora de tocar en el resto del Estado?
-Bueno, llevo ya tiempo tocando fuera, y poco a poco te vas haciendo un público. Pero bueno, como siempre digo, cantar en euskera te convierte en no directamente comercial, no homologable, y eso tiene su peaje. Pero también te da un material diferente con que trabajar y eso, desde el punto de vista creativo, es muy grande. Hace mucho tiempo que tengo asumida esta cuestión. Hay un poderoso dictado acerca de cuales son los gustos que se deben seguir y todo lo que se sale de eso, sea por la lengua en la que se canta, por el estilo, la imagen, o lo que sea, tiene que pagar el precio. Yo, como cantante euskaldún, como persona que pertenece a esta minoría, aporto mis canciones, que es lo que yo hago.
-La única letra que no firma en el disco es un texto de Joseba Sarrionaindia. ¿Qué le llamó la atención de este tema?
-Tiene algunas variaciones sobre el texto original. Es una canción larga, sin estructura métrica... Pero me gustó mucho por el tono, me gusta mucho cantarla una vez acabada, y tengo la impresión de que el texto, entre otros muy notables que ha escrito el autor, me eligió a mí, y no al revés. Ya había incluido textos suyos en otros discos y no sé por qué, releyendo una antología de poesía, me vino éste. Más que buscarlo, lo encontré.
-¿Hay algún tema que destacaría dentro del disco, uno con el que te sientas especialmente satisfecho?
-Cada una tiene su... Se trata de un disco muy amplio, que abarca varias de las tendencias que he tocado, muy de canciones, concreto, y que integra muchos elementos. Creo que sonamos como un grupo, y creo que suena muy coherente, algo que es un valor en estos casos. Es un disco muy extenso en duración, más de 50 minutos, y tengo la impresión de que se escucha con atención, pasa bien. Primero hago las melodías, y eso también tiene su influencia. Otras veces es una amalgama... Resulta difícil de describir. Hacer canciones es algo muy primitivo. Todas las culturas del mundo lo hacen, y cada vez se canta menos, pero todo el mundo lo hace ocasionalmente y es muy curativo, sienta muy bien. Yo sigo este criterio primitivo. Me gusta tener el grifo lo más abierto posible y dejar fluir el primer aliento y luego trabajarlo, con el oficio, algo imprescindible, porque si no, todo sería fácil. Siempre hay un esfuerzo añadido, porque al final todo se basa en el matiz. Se trata de captar el momento y luego depurarlo, pero sin tratar de corregir la primera idea porque, al menos en mi caso, no da buenos resultados. Demasiado cerebral. Aunque todo método vale para que alguien se pueda expresar en cualquier aspecto de la vida.
-¿Ha encontrado lo que buscaba con este disco?
-Cuesta opinar sobre lo que estás haciendo, porque estás muy metido dentro. Pero con este disco estoy muy tranquilo, creo que responde a lo que queríamos, que no es poco. Creo que es importante tener la sensación de haber dado todo y en este caso la tengo. En realidad, lo que buscas es ir un poco más allá en lo que haces, profundizar, bucear un poco más hondo, o abrirte, o nadar en otra modalidad. ¿Cómo conseguirlo? Creo que poco a poco vas puliendo tu oficio. Incluso la elección de materiales, como dicen los pelotaris antes del partido, es muy importante. Qué amplis, qué guitarras. En la contraportada hay una batería que encontré en un garaje de mi pueblo, una Ludwig del 65, que es un poco un símbolo del disco. Una batería como la que usaba Ringo Starr. Esas cosas tienen que ver en el resultado final y eso es lo que vas buscando. Dar un paso en no sabes qué dirección exactamente, y yo creo haberlo dado otra vez. Llevo ya cierto tiempo en esto, y ahora que empiezo a tener la sensación de ir comprendiendo bien cómo funciona, lo que trato de hacer es reflejar bien este momento, y creo que lo hemos conseguido. En ese sentido, estoy particularmente contento con este disco. Creo que refleja muy bien la idea de cuatro tíos tocando

Imanol Osácar